Carlos Mallo Molina: Si el fondo del mar no está sano, el futuro tampoco

Cambio16
5 min readJul 6, 2022

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Carlos Mallo Molina: Si el fondo del mar no está sano, el futuro tampoco
Carlos Mallo Molina: Si el fondo del mar no está sano, el futuro tampoco

Soplan vientos de cambio en el modelo constructivo español, el puerto de Fonsalía marca un antes y un después en la ingeniería civil española. Un nuevo modelo marcado por la Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible que persigue preservar los recursos naturales de España, el país que posee la mayor biodiversidad de Europa.

En 2021, a raíz de la inminente construcción del ma­cropuerto de Fonsalía, Carlos Mallo Molina, CEO y fundador de Innoceana, como parte de la Plataforma Salvar Fonsalía defendió informes técnicos que ofrecían alternativas reales a la construcción de este puerto. En estos informes también señala que su cons­trucción no sería una solución a la movilidad y pondría en riesgo una de las reservas marinas más importantes de Europa, la ZEC Teno-Rasca.

Tras ganar un premio de innovación en la construcción en Reino Unido, Mallo Molina lo cambió su vida por empezar esta aventura llamada Innoceana. Buceador profesional, instructor de conservación, ingeniero de caminos y am­bientólogo. Carlos es el corazón de Innoceana.

Se piensa que los bosques terrestres son los ecosistemas que más oxígeno aportan, pero los océanos ocupan la ma­yor superficie del planeta y albergan mayor biodiversidad. ¿Es posible que respiremos gracias a los océanos?

Se ha calculado que el océano produce más de la mitad del oxígeno que respiramos. Sin embargo, el ser humano es un ser terrestre, y el océano se nos antoja como un entorno hostil y lejano. Si un bosque protegido desaparece por la construcción de un hotel, la no­ticia daría la vuelta al mundo. En cam­bio, si un arrecife de coral desaparece por la misma ra­zón, probablemente nunca nadie lo sepa. El océano es una enorme alfombra que tapa infinidad de maravillas en gran parte desconocidas.

La ONG que usted fundó tiene como objetivo empoderar a las comunidades locales creando una red global de centros de conservación y educación marina que protejan el mar para futuras generaciones. ¿Cómo llevan a cabo esta con­cienciación social?

Nuestra misión es conectar a las personas con el océano. Las comunidades locales son nuestros principales aliados. Si somos capaces de que se enamoren de sus fon­dos marinos, habremos conseguido una protección real y a “pie de campo” que asegurará que la costa no sea des­truida.

Las nuevas tecnologías nos brindan la posibilidad de llevar a las comunidades a conocer los fondos marinos mediante buceo autónomo. Las personas que no pueden acompañarnos al agua, les llevamos el océano a sus dispo­sitivos interactivos (móviles, ordenadores, tablets) me­diante cuentos interactivos sobre el océano, recorridos en realidad virtual, documentales…

SOLUCIÓN CERO. Innoceana hace un llamamiento a sus colegas de profesión para fomentar que se priorice siempre la construcción de infraestructuras res­petuosas con el medio ambiente y se persiga siempre la «Solución Cero»
SOLUCIÓN CERO. Innoceana hace un llamamiento a sus colegas de profesión para fomentar que se priorice siempre la construcción de infraestructuras res­petuosas con el medio ambiente y se persiga siempre la «Solución Cero»: la construcción más respetuosa es la que no se hace, y, en un país como España donde tenemos cons­trucciones marítimas cada dos kilómetros de costa se debe apro­vechar y remodelar las estructuras existentes antes de perjudicar aún más nuestros recursos naturales. Mallo aún va más allá, y cree que es el mo­mento de comenzar a «desmantelar» es­tructuras inservibles y «renaturalizar» los ecosistemas marinos.

Como ingeniero, usted trabajó en las obras de acondicio­namiento para el puerto tinerfeño de Fonsalía y ahora lide­ra una organización conservacionista con impacto global. ¿Cómo se produjo esta conversión?

En el año 2014 tuve la gran oportunidad de trabajar como ingeniero de caminos en la construcción de la autopis­ta TF-1 en Tenerife, con un equipo maravilloso de trabajo. Este tramo de carretera incluía un ramal de 5 kilómetros que serviría de conexión para el futuro Puerto de Fonsalía.

Trabajar en un entorno como Guía de Isora me dio la oportunidad de aprovechar mi tiempo libre para bucear por los fondos marinos de las zonas que rodean el futu­ro puerto. Creo que esta experiencia cambió el rumbo de mi vida y sembró en mi mente el germen que me movería cuatro años después a fundar Innoceana.

Salvar Fonsalía. La construcción del puerto de Fonsalía en Tenerife fue paralizada hace cinco meses por los grupos políticos de Canarias. La decisión fue aplaudida por las organizaciones conservacionistas que habían creado la plataforma Salvar Fonsalía. Reunieron más de 400.000 firmas en contra de la construcción de un puerto que responde a un modelo de crecimiento que ha tenido grandes impactos en los fondos marinos de las Islas Canarias.

Intenta convencer a sus colegas ingenieros de Caminos para que se involucren en la conservación marina. ¿Le hacen caso?

Actualmente soy ingeniero colegiado del Colegio de Ingenieros de Caminos de Tenerife. Además, sigo te­niendo una conexión directa con mi universidad, la Politécnica de Madrid. En el caso de Tenerife hemos llevado a cabo charlas en el Colegio y tengo relación estrecha con algunas personas que forman parte del mismo. Con la universidad (UPM), y por medio de In­noceana, conseguimos firmar un convenio de colabo­ración de la mano de Rafael Molina, profesor titular de la escuela de Caminos de Madrid. Por medio de este convenio, planteamos proyectos de conservación ma­rina e ingeniería que sirven como temática de trabajo para los proyectos de fin de carrera de los futuros in­genieros de Madrid, enmarcando siempre estos pro­yectos dentro de los Objetivos de Desarrollo Sosteni­ble de la ONU.

En definitiva, sí nos hacen bastante caso. Verdade­ramente creo que la conservación marina debería es­tar presente en la formación de los ICCP, y en ello esta­mos trabajando.

¿Es factible la denominada solución cero, es decir, la cons­trucción más respetuosa es la que no se hace en un país con 8.000 kilómetros de costa?

Creo firmemente en la solución cero. Vivimos en un modelo económico al servicio de la producción, nos han convencido de que producir es la mejor manera de vivir, una economía al servicio del capital donde la industria solo funciona cuando se compra y se vende.

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